lunes, 30 de junio de 2008

La Pequeña Lulu y el Manual del Buen Periodista


Un día como hoy pero el 19 de junio de 2008, “La Pequeña Lulú" salta de alegría, chocha como una diva, porque el Matutino que no Defrauda cumplió en publicarle su profundo análisis al respecto de la realidad nacional. "Nadie hizo tanto por dividir el país", titula emocionada. Y con ese título, se aleja abruptamente de la objetividad y la verdad para empezar a mentir, ya "desde el llano". Lo peor de todo es que esta nota es la más comentada y enviada de La Nación en el último mes, con lo cual, sinceramente, mucha gente cree que ese título es verdad y vive su vida convencida de semejante falsedad.

Para que quede claro, Lulú se refiere a Cristina. Lulú dice que Nunca Nadie Hizo Tanto Por Dividir al País y se refiere a Cristina. Es decir, ella es La Que Más Hizo Por Dividir Al País. Y los lectores de La Nación encuentran esa afirmación tan razonable y cierta que la erigen como mejor pieza de información en el último mes.
Ya entrada en edad, Lulú hace gala de un dramatismo fifí que le resta seriedad pero que, como vocero de la derecha más reaccionaria, lo aproxima cada vez más a ocupar el sillón que deje Mariano. Pero a Lulú, que odia los actos de Cristina, le encantan los Actos de Bussi (si, con "ese" de tereSo), un tucumano conocido por su voluntad de unión, su patriotismo, su republicanismo y su parsimonia llena de amor y pacificiencia.
Cuestión que los Autores se sintieron inspirados en “La Pequeña Lulú” para -con el consabido odio, resentimiento, patoterismo y divisionismo típico de los peronistas- reflexionar sobre los medios de comunicación y su cada día más berreta cobertura de la realidad nacional y confeccionar este pequeño manual de conducta que pretende explicar qué significan para los señores periodistas algunas palabras y expresiones que para nosotros, los negros feos, malos y sucios significan otras cosas. Y acá va:
Manual Mediático para un Buen Periodista
(rompa el vidrio en caso de urgente necesidad de operar en favor de algún sector que esté en contra del kirchnerismo)

Consenso: Dícese de aquellas situaciones en las que, aún cuando al Gobierno le asista la razón y la legitimidad, deba ceder ante presiones de algún sector determinado de la economía. Nótese que consenso en este caso no será siquiera el término medio entre las dos posiciones, sino la aceptación y concesión lisa y llana ante las presiones ejercidas. El buen periodista utilizará frases como "el gobierno debería buscar el consenso o "es hora de que se consensúe una salida a la crisis".

D'Elía: Dícese de un tipo negro y feo que a “la gente” le cae mal. La palabra D'Elía hay que usarla cuantas veces sea posible. No importa su falta de relación con el contenido fáctico que se ofrece como noticia. No deje que la falta de conexidad lo detenga en el uso repetido y asfixiante de la palabra D'Elía. Si D'Elía no estaba en el acto, se deberá mencionar su ausencia, o que cumplió años, o que su madre cumplió años, pero nunca, bajo ninguna circunstancia, deje de usar la palabra D'Elía.
Ejercer presión: también puede expresarse como "apretar diputados" o "dañar las instituciones". Por ejemplo, las carpas de la militancia peronista son para ejercer presión. Un buen periodista nunca debe confundir la alusión al ejercicio de la presión con acciones tales como cortar rutas indefinidamente hasta desabastecer ciudades enteras. Es más peligroso para las instituciones y la república la instalación de seis carpas que amenazar a los diputados para que voten un proyecto contrario a los intereses de la gente que lo votó. Un ejemplo: cuando Néstor les dice a los diputados del partido que preside que no aflojen, eso es presión; también puede ser "autoritarismo", "verticalismo exacerbado" o "voluntad hegemónica". Un buen periodista no debe confundir el término ejercer presión con que el presidente de la Sociedad Rural diga que si no se vota en contra del gobierno se vuelve a las rutas. O cuando Buzzi propone ir a la casa de todos los legisladores para "charlar". En estos casos no hay atentado a la república porque estamos hablando de simples ciudadanos o gente que no hace “política” como lo peronistas. La gente rica, a lo sumo, reclama, protesta, se manifiesta, pero nunca ejerce presión ni hace política.
Escribanía: Una vez que el gobierno decide llevar el tema de las retenciones al Congreso, un buen periodista debe estar atento e improvisar algún análisis. Un buen mecanismo es desprestigiar a los diputados que votan en el recinto lo mismo que el partido al cual pertenecen. Un periodista groso es aquél que logra convencer a alguien de que la democracia se fortalece si un diputado vota al revés que su partido y lo que quieren sus propios votantes. Entonces, si la mayoría de diputados, producto de una mayoría electoral, vota cosas en beneficio de esas mayorías expresadas a través del voto, un periodista que quiera progresar en el mundo de hoy debe decir: el Congreso es una escribanía de la Casa Rosada. Un periodista más avezado aún puede llegar a convencer a alguien de que a un ciudadano le conviene, por la “salud de las instituciones”, votar lo contrario de lo que realmente quiere para que el partido al que realmente quiere votar no tenga tanta mayoría y transforme al Congreso en una escribanía.
Poroteo: un buen periodista, luego de haber reclamado que el conflicto del campo pase por el Congreso para que sea realmente debatido, debe estar un paso más adelante que los demás. Entonces, mientras se debate en la Comisión correspondiente, la noticia no debe ser qué se dijo, qué se contestó, en fin, el debate. Para un periodista en serio, la noticia es cómo consigue los votos el bloque mayoritario independientemente de lo que se debata sobre el tema en cuestión. El término poroteo es el correcto para que un periodista no pase por un gil que se come lo del debate cuando "la cosa pasa por otro lado". Ahora hay que convencer a los que sea posible de que el Gobierno dejó de gobernar para pasar a porotear durante quince días buscando votos entre los diputados que ganaron su banca apoyando la plataforma de Cristina Fernández. Sólo se hablará de la actividad del gobierno si se lo muestra preocupado, buscando votos, amedrentando a los “díscolos” y amenazando a los “descarriados”. El buen periodista se encargará de publicar todos los días la minoritaria lista de diputados que se “oponen” pero nunca la mayoría de los que “apoyan”. La veracidad y la credibilidad de la misma no hace a la buena labor de un periodista.
Acto piquetero: dícese de toda manifestación masiva a favor del gobierno. El sustantivo piquetero está determinado por la postura política en defensa de un gobierno popular recientemente elegido y no por una modalidad de protesta. Un periodista independiente sabe que la relación entre el término piquete y el corte de rutas es un “verso de los noventa”. Hoy en día, apoyar al gobierno en una disputa por la distribución de la riqueza es lo que determina la condición de piquetero, independientemente de que no se corten rutas o de pertenecer a un sindicato, o militar en alguna agrupación, o ser universitario, o intelectual, o simplemente estar de acuerdo. En cambio, todo acto en contra del gobierno es "espontáneo", de "ciudadanos" o "gente común", de "ruralistas", etc. El buen periodista no debe confundir a los piqueteros con la gente bien que hizo el piquete más largo y dañino de nuestra historia.

Guita: Un buen periodista debe saber diferenciar. A los terratenientes que reclaman apropiarse de la totalidad de la renta extraordinaria no los mueve un interés tan banal y superficial como obtener más plata. En cambio a los peronistas sí. A ellos les gusta la guita y nada más, por eso cobran cien pesos para ir a una marcha. Un periodista que se precie de serlo no necesita ninguna prueba para asegurar que todo aquel que se exprese a favor del Gobierno es porque cobra guita. Todo aquel que, por el contrario, se exprese a favor de la democracia, la república, el buen gusto, los valores ciudadanos y la civilidad en general -siempre que sea en defensa de algún grupo acomodado- está haciendo patria. Si hay carpas peronistas, el buen periodista se preguntará ¿de qué viven si están todo el día acá? Si hay carpas de terratenientes, el buen periodista especulará sobre el heroísmo de los que no le temen al frío ni a los piqueteros K. Asimismo, todo chorizo barato que se vea en un "acto piquetero" será razón de su nivel de convocatoria. Por el contrario, toda renta increíblemente extraordinaria que esté en juego y todo asadaso de corderito con todas las achuras posibles, inclusive mollejita, no tendrá relación alguna con la convocatoria de los actos de la gente de campo sino que será una "nota de color".
Adepto: Un buen periodista no concibe que alguien apoye al kirchnerismo por las políticas realizadas los últimos cuatro años y medio en los que creció la economía y el empleo en forma histórica y los índices sociales de todo tipo mejoraron en mayor o en menor medida. El buen periodista es desconfiado por naturaleza y supone que, aunque otra gente "apoye", "adhiera", "comulgue", "se identifique" con, por ejemplo Carrió, los kirchneristas son adeptos. Un buen periodista también debe manejar un número básico de sinónimos como "adláteres", "falangistas","tropa", "aparato", etcétera. (véase también Fuerzas de Choque)

Peronistas buenos: cuando un peronista vota como los menemistas, o un radical K opina lo mismo que un radical de derecha, o cualquier independiente kirchnerista de la Concertación relativiza, ya sea mínimamente, la posición del gobierno, debe dejárselo a un costado de cualquier ataque y en lo posible debe tener buena prensa. Todo "pejotista" adquiere inmediatamente la calidad de cruzado en contra de la hegemonía mala y fea del kirchnerismo apenas mencione un comentario del más mínimo contenido crítico. A un buen periodista no le importa su pasado, el conflicto requiere de una visión de presente constante, el único pasado que se analiza es el de quienes estén a favor del gobierno. Entran en esa categoría: Menem, Duhalde, De la Sota, Solá, Rodríguez Saá, etc.
Fuerzas de Choque del Kirchnerismo: Esta es fundamental. Las fuerzas de choque del kirchnerismo son, en general, todo grupo abultado de peronistas. Un periodista debe saber que los peronistas, en lugar de juntarse para ejercer un derecho cívico, se reúnen para prepotear a la sociedad. También son fuerzas de choque algunos individuos sueltos como D'Elía -aún cuando su pecado más grande haya sido darle un sopapo a un tipo que le venía gritando “negro mercenario” a lo largo de 300 metros-, Bonafini -aún cuando sea sólo una señora muy entrada en edad- y Moreno –aún cuando defiende a los consumidores y se pelea con los empresarios para que no aumenten los precios-.
Fuente: Blog: Un Dia Peronista

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