martes, 22 de julio de 2008

EN TIEMPO DE TRAIDORES, HOMENAJEAMOS LA LEALTAD


En tiempo de traidores, RINDAMOS HOMENAJES A LA LEALTAD. Uno de los mayores ejemplos de LEALTAD, DIGNIDAD y ENTREGA A LA CAUSA NACIONAL Y POPULAR fue el General JJ Valle, quien se alzó contra el Golpista Aramburu en 1956, y que quería que se restituya el orden constitucional y volviera el General Perón a regir lso destinos de la Nación Argentina.


EL GENERAL JUAN JOSE VALLE ES UN VERDADERO HEROE Y MARTIL DE LA DEMOCRACIA, al igual que los demás civiles y militares fusiladospor la Revolución Fusiladora. Ellos entregaron la vida en pos de un ideal, de la lucha contra una Sangrienta Dictadura Militar que perseguía Peronistas.

El domingo 10 de junio, a menos de veinticuatro horas del levantamiento peronista y cuando ya no existenfocos de resistencia, el gobierno de facto encabezadopor el general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas lanza el decreto Nº 10.364, que impone la ley marcial. La pena de muerte debía hacerse efectiva a partir de entonces. Sin embargo, se aplica retroactivamente a quienes se habían sublevado elsábado 9 y ya se han rendido y están prisioneros.

El artículo 18 de la Constitución Nacional vigente hasta ese momento aseguraba: 'Queda abolida para siempre la pena de muerte por motivos políticos'. No obstante, con una velocidad sorprendente el régimen dela Revolución Libertadora ordena que en menos de 72horas se efectúen 28 fusilamientos de militares y civiles en seis lugares distintos. Los pelotones de ejecución gastan más cartuchos que los que alcanzarona disparar los rebeldes condenados.


Lista de los muertos por la Revolución Fusiladora

Asesinados en Lanús, simulando fusilamiento10 de Junio de 1956

Tte. Coronel José Albino Yrigoyen,

Capitán Jorge Miguel Costales,

Dante Hipólito Lugo,

Clemente Braulio Ros,

Norberto Ros y

Osvaldo Alberto Albedro.


Asesinados en los basurales de José León Suárez, disparando por la espalda10 de junio de 1956

Carlos Lizaso,

Nicolás Carranza,

Francisco Garibotti,

Vicente Rodríguez y

Mario Brión


Muertos por la represión en La Plata 10 de junio de 1956

Carlos Irigoyen,

Ramón R. Videla y

Rolando Zanetta.


Fusilados en La Plata 11 y 12 de junio de 1956

Teniente Coronel Oscar Lorenzo Cogorno,

Subteniente de Reserva Alberto Abadie


Fusilados en Campo de Mayo 11 de junio de 1956

Coronel Eduardo Alcibíades Cortines,

Capitán Néstor Dardo Cano,

Coronel Ricardo Salomón Ibazeta,

Capitán Eloy Luis Caro,

Teniente Primero Jorge Leopoldo Noriega y

Teniente Primero Maestro de Banda de la Escuela de Suboficial Néstor Marcelo Videla


Asesinados en la Escuela de Mecánica del Ejercito 11 de junio de 1956

Sub Oficial Principal Ernesto Gareca;

Sub Oficial Principal Miguel Ángel Paolini;

Cabo Músico José Miguel Rodríguez;

Sargento Hugo Eladio Quiroga.


Ametrallado en el Automóvil Club Argentino 11 de junio de 1956(falleció el 13 de junio de 1956 en el Hospital Fernández)

Miguel Ángel Maurino


Fusilados en la Penitenciaria Nacional de la Av. Las Heras 11 de junio de 1956

Sargento ayudante Isauro Costa

Sargento carpintero Luis Pugnetti y

Sargento músico Luciano Isaías Rojas


Fusilado en la Penitenciaria Nacional de la Av.Las Heras 12 de junio de 1956


Gral. De División Juan José Valle


Asesinado, simulando suicidio por ahorcamiento, en la Divisional de Lanús,28 de junio de 1956, donde estuvo detenido desde el 9 de junio de 1956

Aldo Emil Jofré








El Jefe del levantamiento General Juan José Valle le envió una carta al presidente general Aramburu horas antes de ser fusilado, dode deja su Testamento Político a la Posteridad







CARTA DEL GENERAL J.J.VALLE A ARAMBURU ANTES DE SER FUSILADO

Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado.

Debo a mi Patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y de militares, movidos por ustedes mismos, son los únicos responsables de lo acaecido.
Para liquidar opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego fríamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta.

Así se explica que nos esperaran en los cuarteles, apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución. Con fusilarme a mí bastaba. Pero no, han querido ustedes, escarmentar al pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas de los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí esta inconcebible y monstruosa ola de asesinatos.
Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus victimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones.

La palabra "monstruos" brota incontenida de cada argentino a cada paso que da.

Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclama radial comenzó por exigir respeto a las Instituciones y templos y personas. En las guarniciones tomadas no sacrificamos un solo hombre de ustedes. Y hubiéramos procedido con todo rigor contra quien atentara contra la vida de Rojas, de Bengoa, de quien fuera. Porque no tenemos alma de verdugos. Sólo buscábamos la justicia y la libertad del 95% de los argentinos, amordazados, sin prensa, sin partido político, sin garantías constitucionales, sin derecho obrero, sin nada. No defendemos la causa de ningún hombre ni de ningún partido.

Es asombroso que ustedes, los más beneficiados por el régimen depuesto, y sus más fervorosos aduladores, hagan gala ahora de una crueldad como no hay memoria. Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría, y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro país. Todo el mundo sabe que la crueldad en los castigos la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como tienen ustedes los días contados, para librarse del propio terror, siembran terror. Pero inútilmente. Por este método sólo han logrado hacerse aborrecer aquí y en el extranjero. Pero no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes.

Como cristiano me presento ante Dios que murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y como argentino, derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos no sólo de minorías privilegiadas. Espero que el pueblo conocerá un día esta carta y la proclama revolucionaria en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable. Así nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias es sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos. Viva la patria."

Juan José Valle. Buenos Aires, 12 de junio de 1956.















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